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Memoria, herencia y asombro


  1. LA MEMORIA


EL MITO FUNDACIONAL DE LA GRANDIOSA AFROCARIBE Y SU FALDA LARGA


<<Como empezar por el principio si las cosas ocurren antes de ocurrir...>>

Clarice Lispector.


Cuentan los relatos de las polleras que cantan, que ellas aprendieron a cuidar la semilla de la memoria, en ese viaje que la música y la danza les ofrendó en los tiempos en que despertaron al misterio de la tradición.


Herederas y herederos de las tradiciones de los afros, los indígenas, y los blancos que se entretejieron en el encuentro de la diversidad.


Entre gaitas y bailes las faldas largas se fueron desplegando en los entornos urbanos.


Así se verificó un camino de ires y venires entre la costa ardiendiente del Caribe colombiano y el centro paramoso del altiplano Cundiboyacense.


Del festival el festejo y en las ruedas de música, y danza una escuela de vida que nos sorprende, nos despierta al fandango y a la tambora del instante.


En este kilombo de encuentros asombrosos, unas jóvenes bogotanas se juntan para hacer sonar los instrumentos musicales de la tradición, mujeres grandiosas que cantan y bailan, sembrando la vida.


Ellas viajan al festival de Puerto Escondido en Córdoba; Plenas de alegría se suben a las tarimas y florecen con la tradición.


De Bogotá emprenden su viaje a Sao Paulo a integrarse con las tradiciones del tambor de crioula y la roda de samba.



Un viaje que se inicia en el Mar Caribe de los ensueños, para desplazarse a través de las nubes entre los meandros del río grande de la Magdalena.


Y ya en Bogotá tejerse con la neblina del páramo más grande del mundo, para fundirse con el aire de vida de la selva del Amazonas, los pulmones poderosos de nuestra casa planetaria.


Y ya en Sao Paulo ensamblarse con la Flor de Aroeira, una escuela viva que recibe el misterio del bullerengue para continuar sembrando el encuentro de las tradiciones ancestrales, que ahora se juntan para resonar con las danzas del nuevo amanecer.


En el retorno a Colombia viajan a la Victoria Alta, una vereda de Silvania Cundinamarca, donde la escuela para la primera infancia Biochikue, las recibe, con esta ofrenda de tambores cantos y danzas traídas del Brasil, la familia de la escuela de vida Bquiskua ie, el camino del acuerdo acoge este compartir; lo indígena y lo afro se encuentran para celebrar la vida, de esta manera se abren los caminos de la unidad que nos permiten reconocernos gente planetaria, que cuida el agua de vida en el abrazo de la diversidad todo abarcadora.



2. LA TRADICIÓN. SÍNTESIS / LA HERENCIA


¿Pero acaso una persona culta podía haberse preocupado

por las salvajes creencias de gentes que adoraban una serpiente?

Alejo Carpentier

El Reino de Este Mundo.


Las evidencias desgarradoras de la historia manifiestan la perversidad del modelo capitalista, un orden económico que soporta las mentiras y los engaños que explotan la vida y depredan la naturaleza.


Una paradoja encarnada en lo que somos, así podemos reconocer la barbarie civilizatoria de la modernidad, encontrando en la palabra de vida de las primeras gentes la sabiduría del acuerdo que se actualiza en el presente.


3. LAS CONCLUSIONES. EL ACOMPAÑAR / EL ASOMBRO.



EL MITO-ANDADURA DE LA FALDA LARGA


<<La llegada a la Flor de Aroeira solo la puede explicar el amor, la magia, la justicia divina y el llamado de nuestra familia extensa afroamerindia>>.

Maria Jose Salgado.


<<Pensar-hacer con el otro, junto a los otros, dejando que lo otro se manifieste en la andadura, reconociendo en la común-unidad el lugar donde se resguarda la sabiduría de la Manera Cultural[1]. >>

German Zabala Cubillos.



El mito-andadura (un apareamiento lingüístico que resignifica el concepto del mito, liberándose del carácter arcaico que se le da desde la visión occidental, ligándolo con la experiencia cultural del presente.) de la falda larga se desdobla en el propósito de actualizar la sabiduría de la tradición en el presente, actualizando la memoria de las comunidades que se entretejieron en la América indigena, compartiendo la sabiduría que está resguardada en las tradiciones populares. El mito andadura de la falda larga es una investigación creativa que explora en los formatos tradicionales, las danzas circulares que resguardan los ritmos y los cantos que conforman la memoria comunitaria de las maneras culturales de la Abya Yala, unas faldas vivas que nos permiten danzar en el presente el consejo de las abuelas ancestrales orientado al cuidado de la vida y la fertilidad, una semiología del vestuario que indica el camino del cuidado de la madre y la sabiduría del femenino que da a luz y alimenta la abundancia.


Unas faldas que tienen olor a tierra, olor a fuego, olor a agua, un aire danzado que despliega en el movimiento de las polleras el consejo de la vida, un resguardo que ha cuidado la sabiduría de la tradición, una memoria que desde los tambores y los cantos se danza actualizando la alegoría primigenia que nos enseña a cuidar la vida y todas sus relaciones.


El mito-andadura de la falda larga expresa el consejo milenario de los linajes ancestrales, una palabra cantada que ahora presenta los principios que sostienen la común-unidad, una práctica cultural, unas disposiciones corporales que utilizan la música, el canto y la danza para conectar a la gente con el orden natural del microcosmos y el macrocosmos. Un lenguaje corporal, movimientos, y posturas ligados a las prácticas tradicionales de los pueblos originarios, así las figuras que despliegan las faldas largas activan los lenguajes gestuales que se ensamblan con las resonancias de la naturaleza.


Las faldas en sus movimientos dibujan en el espacio espirales energéticos que se envuelven y se desenvuelven para fluir y acompañar, allí donde las emociones de la vida se transfiguran reconociéndose en la fuerza de los acuerdos relacionales, un saber que se hace danzando, unas resonancias circulares que en cada paso comunican el senti-pensar de lo comunitario desde la fuerza de la fecundación y el cuidado de la vida.


En las danzas de las faldas largas se desconjura el sufrimiento de las abuelas y los abuelos que fueron esclavizados y colonizados, presentando las certezas del mito-andadura que despliega en las braceos que animan las faldas, la liberación de la iniquidad impuesta por los conquistadores, en la falda larga se recrea la arquitectura de la casa, donde se resguarda la semilla de la vida, de la unidad todo abarcadora, allí se integran los significantes del obrar natural, el orden que surge del encuentro del Cielo y de la Tierra, así en las mujeres que animan las faldas reconocemos el saber que los antiguos guardaron para ser entregado en el presente.


Las danzas de las polleras del acompañar no son un discurso, en el trance del ritual y del festejo el consejo retorna al cuerpo, donde la acción del femenino expresa su potencia natural, en las danzas de falda larga se presentifica el estar-siendo de lo que somos, una comunidad que compone su acuerdo para ser unidad con el principio generador de la existencia; la certeza del instante, la enseñanza de lo que nos acontece, la fuerza de lo que nos ocurre, una danza-labranza, un percibiahacer que nos permite estar coligados con la fertilidad de la Madre Tierra.


La danza del mito-andadura en la gracia de la falda larga es el estar de lo que somos, diluyendo en el ámbito del instante el sufrimiento de la separación, para transfigurarse en la co-creación de lo comunitario, un origen que es presente, ese eterno momento fundador de la cultura, ese cultivo-relacional que en la danza nos permite reconocernos en unidad, una familia ampliada que se libera de las imposiciones representacionales que nos heredo la lógica de la colonización.

El mito andadura de la Falda Larga que estamos reconociendo en el territorio, nos permite conformarnos como terreiro, entonces cantamos y danzamos para cuidar los niños, y las niñas, porque el misterio del mito-andadura siempre se está sembrando; ese cantar-danzar de lo que cambia, de lo que se transforma, ese instante que atraviesa lo establecido para en la revelación de la andadura encontrar lo que sostiene la re-existencia del ser gente-gente, el aquí y el ahora del acompañarnos que nos permite verificar en el obrar del instante que estamos enquilombados.


 
 
 

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